La distinción entre sensación y percepción que hace Zubiri dentro de su analítica del sentir no coincide con la que propone la tradición de filósofos como Reid. Esto podría no ser más que un asunto puramente terminológico. Sin embargo, Zubiri incluye expresamente entre los sentires a sensaciones y percepciones, y lo hace (contra aquella tradición) atribuyendo alteridad real tanto a las unas como a las otras. Una forma de solucionar este problema implicaría, primero, rechazar que todo sentir apunte intencionalmente a alguna alteridad real (dada la existencia de sensaciones no intencionales), y segundo, atribuir a todos los sentires (sean sensaciones o percepciones) la noción fenomenológica de qualia, tal como es propuesta por algunos filósofos analíticos que así se dirigen argumentativamente contra el fisicalismo: “creo que hay ciertos rasgos de las sensaciones corporales en especial, pero también de ciertas experiencias perceptuales, que no está incluida en ninguna cantidad de información física” (Jackson). De este modo, se piensa que el ser humano no se puede explicar enteramente gracias a las tesis materialistas de la física, pero también que la mente propiamente humana se caracteriza, más que por volcarse intencionalmente en la alteridad real (cosa que no siempre ocurre), por esa cualidad intransferible que tienen sus propias experiencias, que por ello y sin excepciones adoptan a radice el punto de vista de la primera persona. Con lo cual, en fin, se vuelve a plantear más precisamente la dificultad original: si es la alteridad real el fundamento de todo eventual sentido para la vida humana, o si no es más bien éste el fundamento para toda posible alteridad real.